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La alegría del Evangelio en las periferias

El Papa Francisco a querido comenzar con una frase que nos motiva a entregar o a esparcir la semilla de la Buena Nueva a todos nuestros hermanos, diciendo: “La Alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús” (E.G.1). Este mensaje nos da el puntapié para ser una Iglesia en salida, una Iglesia que camine alegre a los más necesitados, ahí está Cristo, ahí podemos ver el rostro de Cristo, porque ellos son Cristo y así llenaremos de regocijo los corazones de tantos quienes no saben aun de él.

Esta alegría va mas allá de estar contento con lo que uno hace, va mas allá de ver a quién va dirigido, va mas allá de como se comunica, sin embargo esta alegría apela a que se esté contento con lo que uno dice, a que esto en verdad se sienta en el corazón, esta alegría que se renueva y se comunica, se debe expandir.

“El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada” (E.G.2). Hoy en día nosotros no vivimos en comunión, ya sea en nuestras comunidades o familias, ponemos más atención a las redes sociales las que nos impiden establecer una buena conversación con los demás. Vivimos en la sociedad del individualismo, egoísmo y del egocentrismo, donde solo nosotros caminamos, pero en la realidad no es así al lado nuestro hay cientos de personas que llevan también su cruz.

El salir a misionar o a evangelizar conforta a todos, tanto al que evangeliza como al evangelizado, la primera carta de San Pablo a los cristianos de Corintios dice “¡Ay de mi si no anunciara el Evangelio!” (1Co 9,16) es tan emocionante salir a misionar y encontrarse en alguna casa o calle de nuestra ciudad la verdadera realidad en la que vive nuestros hermanos, conocer su vida, sus problemas, sus angustias y alegrías, pero más emocionante es servirle para darle una respuesta ante sus interrogantes, además comunicarle el bien como dice el Papa Francisco “El bien siempre tiende a comunicarse” (E.G.9), pero ¿Cuál es ese bien? Ese bien es sentirse amado por Dios. “Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único” (Jn 3, 16) esa es la Buena Noticia o Buena Nueva, Dios nos ama y esto lo debemos de anunciar a todos los pueblos y a todas las naciones, sentirse amado para el hombre tiene un contexto muy grande, ya que lo hace sentirse importante para el otro y así es, para Dios somos y seremos siempre importantes esto ha sido demostrado a lo largo de nuestra vida y de nuestra historia.

Somos una Iglesia que sale, no sale a pasear, sino a evangelizar en lo que Dios nos invita “En la Palabra de Dios aparece permanente este dinamismo de “salida” que Dios quiere provocar en los creyentes” (E.G. 20) esto debe ser una permanente misión, una misión a fondo, una misión de hermanos, no de colonos que quieren imponer sus ideas.

Debemos tener una aceptación a la actualidad, nuestra misión debe ser actual y moderna, pero no debe dejar de ser divina por ser humana, no debe dejarse influir por las cosas vanas o terrenales.

La Iglesia en salida es una comunidad que toma la iniciativa de dejarse afirmar de los muros de los templos o de las falsas y retrogradas estructuras, que en vez de afirmar la fe y asegurarla, solo la deteriora, la enferma y la accidenta por no salir al encuentro de nuestros hermanos, la Iglesia debe salir sin miedo a buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a ser participes de una comunidad activa y misionera a los que estaban excluidos. Esta comunidad que sale a las periferias o extremos de nuestras comunidades o ciudades, tienen o deben de tener evangelizadores con “olor a oveja” y éstas escuchan su voz, el evangelio del Buen Pastor revela la importancia de que nosotros seamos quienes guíen a las ovejas de Dios a un buen rebaño y por un buen sendero, apartándolas del peligro que nos asecha. El Papa nos dice “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades” (E.G. 49). La invitación no es a que salgan, sino que a que SALGAMOS TODOS desde el Papa con sus viajes papales hasta el laico con sus misiones, contando también a los niños y jóvenes quienes son la pieza fundamental de este rompecabezas que es misionar.

Ésta Iglesia que sale no debe ser una que excluya de ninguna forma, pero hoy en día la sociedad está siendo excluyente económicamente y es ahí donde la iglesia debe apelar a una sociedad igualitaria y predicar la igual ante los ojos de Dios nuestro padre, aunque sea fuerte pero “los excluidos nos son “explotados” sino desechos “sobrantes”” hoy la sociedad no los toma en cuenta, no los hace participes y solo los “ricos” tienen derecho a opinar, yo invito a todos a que dejemos de ser hombres y mujeres del pasado, los ricos tenían todo el poder en nuestra “Historia Pasada” hoy ya no debemos ser hombres y mujeres que crean en la IGUALDAD de derecho y opinión, lamentablemente la Iglesia se ha dejado influir con lo terrenal y eso ha hecho solo un puñado de persona dentro de ésta decida por la mayoría, pero el Señor nos ha llamado de nuevo y hemos contestado, así perfeccionando nuestros errores seremos una mejor Iglesia que sea digna de Jesús.

La comunidad en salida y orante debe ser positiva siempre desde sus comienzos ya que “Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimista quejosos y desencantados con cara de vinagre” (E.G. 85). Debemos ser un pueblo que sale sin fronteras sentimentales, que nos impidan decir cual es Evangelii Gaudium (la Alegría de Evangelio). Este pesimismo que genera los cierre de puertas, la poca atención que se pone a los misioneros y la falta de conocimiento de algunos, sobre los temas respecto a la Iglesia, va dejando consecuencias graves como el no salir por miedo a que me cierren la puerta en la cara, a que me insulten o hieran “Bienaventurados los que por mi causa los persiguen y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes” (Mt 5, 11).

A pesar de esa negatividad, al igual que los apóstoles queremos salir, salir a todas partes con Cristo “Hoy que la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera, hay una forma de predicación que nos compete a todos como tarea cotidiana. Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos” (E.G 127) en nuestros trabajos, colegios o escuelas y en nuestro mismo hogar debemos ser misioneros las 24 horas, los 7 días de la semana. Esta invitación del Papa Francisco ha estado marcada durante toda la exhortación apostólica, además es una invitación permanente a salir a misionar.

Siempre me acuerdo de la oración de San Francisco de Asís que nos invita a ser verdaderos instrumentos del Señor, ya sea para misionar o por la paz. Y el Papa Francisco también nos dijo a cada uno algo similar “Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad” (E.G 187) debemos ser una sola comunidad, diversa pero integradora, donde todos seamos iguales. Donde sea solo un cuerpo el que ande en las calles de nuestra ciudad, una sola boca que hable y proclame las buenas noticias que nos da el Señor.

“Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo” (E.G 259) es éste quien nos da la sabiduría de cómo llegar al otro, el entendimiento al problema del otro, el consejo que necesita el otro y otros tantos dones que por su intercesión podemos adquirir, el es el calor que nos conforta, el fuego que nos enciende para ir a los rincones de nuestras diócesis.

“Para mantener vivo el ardor misionero hace falta una decidida confianza en el Espíritu Santo, porque Él “viene en ayuda de nuestra debilidad” (Rm 8,26). Y procurar la intercesión” (E.G. 280) ese ardor no es un sentimiento pasajero pero tampoco duradero, es igual que una fogata debemos echarle más madera para que siga encendida y de ese calor necesario.

Quiero concluir con la petición del Papa a nuestra Madre María “A la Madre del Evangelio viviente le pedimos que interceda para que esta invitación a una nueva etapa evangelizadora sea acogida por toda la comunidad eclesial” (E.G. 287) ella es la perfecta misionera porque ha hecho carne la Palabra, pidamos la intercesión de ella en nuestra misión permanente.

Tú madre que pusiste en práctica la Buena Noticia en tu corazón,

protégenos de todo peligro y ayúdanos a misionar en nuestra vida, dentro y fuera de la Iglesia.

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